El día sábado 10 de noviembre tuvimos una gran alegría en nuestro seminario ya que los alumnos del año propedéutico de nuestro seminario fueron admitidos oficialmente como seminaristas.
La ceremonia tuvo lugar en la catedral de San Bernardo y fue presidida por nuestro Obispo Mons. Juan Ignacio González y concelebrada por Mons. Rafael de la Barra, Obispo Prelado de Illapel, y Mons. Eladio Vicuña, Obispo Emérito de Puerto Montt. En esta Santa Misa se les bendijo y entregó a los cinco propedéutas el alba y la cruz, signos que son propios de aquellos que son aceptados oficialmente como seminaristas, ya que el alba es aquel ornamento que le permite al seminarista ayudar en la celebraciones litúrgicas, y la cruz es aquel signo que nos hace testigos de Cristo en todas partes. Además a esta emotiva ceremonia asistieron los padres y familiares de los neo seminaristas, quienes ayudaron emotivamente a revestir a sus hijos y los entregaron al servicio de Dios.
Luego de la Santa Misa, todos pasamos juntos a celebrar este gran paso de los cinco nuevos seminaristas compartiendo un trozo de torta y la alegría de que el Señor envíe obreros a su mies.
La ceremonia tuvo lugar en la catedral de San Bernardo y fue presidida por nuestro Obispo Mons. Juan Ignacio González y concelebrada por Mons. Rafael de la Barra, Obispo Prelado de Illapel, y Mons. Eladio Vicuña, Obispo Emérito de Puerto Montt. En esta Santa Misa se les bendijo y entregó a los cinco propedéutas el alba y la cruz, signos que son propios de aquellos que son aceptados oficialmente como seminaristas, ya que el alba es aquel ornamento que le permite al seminarista ayudar en la celebraciones litúrgicas, y la cruz es aquel signo que nos hace testigos de Cristo en todas partes. Además a esta emotiva ceremonia asistieron los padres y familiares de los neo seminaristas, quienes ayudaron emotivamente a revestir a sus hijos y los entregaron al servicio de Dios.
Luego de la Santa Misa, todos pasamos juntos a celebrar este gran paso de los cinco nuevos seminaristas compartiendo un trozo de torta y la alegría de que el Señor envíe obreros a su mies.
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