
LA BEATIFICACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II: UN BIEN PARA
TODA LA IGLESIA Y PARA EL MUNDO.
Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de San Bernardo
Ese día se celebra el 2do. Domingo de Pascua y la Fiesta de la Divina Misericordia, devoción particularmente amada por el Papa Juan Pablo. Además, en Chile tenemos la costumbre de celebrar la fiesta del Cuasimodo, en que llevamos al Señor Sacramentado a nuestros enfermos en campos y ciudades. Como se escribió en el rogito o resumen que esta junto al cuerpo del Papa Juan Pablo: “En la luz de Cristo resucitado de los muertos, el 2 de abril del año del Señor de 2005, a las 21:37 horas, mientras concluía el sábado y ya habíamos entrado en el día del Señor, Octava de Pascua y Domingo de las Divina Misericordia, el querido pastor de la Iglesia, Juan Pablo II, pasó de este mundo al Padre. Toda la Iglesia acompañó en oración su tránsito, especialmente los jóvenes”.
Sin embargo, es necesario resaltar que el Magisterio del Papa Juan Pablo renovó todos los ámbitos de la vida eclesial. “Entre los documentos principales, se encuentran 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 45 cartas apostólicas, además de las catequesis propuestas en las audiencias generales y de las alocuciones pronunciadas en todas las partes del mundo. Con su enseñanza, Juan Pablo II ha confirmado e iluminado al Pueblo de Dios sobre la doctrina teológica (sobre todo en las primeras tres grandes encíclicas ("Redemptor hominis", "Dives in misericordia", "Dominum et vivificantem"), antropológica y social (encíclicas "Laborem exercens", "Sollicitudo rei socialis", "Centesimus annus"), moral (encíclicas "Veritatis splendor", "Evangelium vitae"), ecuménica (encíclica "Ut unum sint"), misiológica (encíclica "Redemptoris missio"), mariológica (encíclica "Redemptoris Mater"). Ha promulgado el Catecismo de la Iglesia Católica a la luz de la Tradición, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Ha publicado también algunos volúmenes como doctor privado. Su magisterio ha culminado en la encíclica "Ecclesia de Eucharistia" y en la carta apostólica "Mane nobiscum Domine", durante el Año de la Eucaristía”.(Rogito).
Sacramento en la Iglesia Catedral de Santiago, en profunda oración y silencio.
Asimismo, para todos fue patente su amor a María. “El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en le radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone "en medio", o sea se hace mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede -mas bien "tiene el derecho de"- hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres", nos escribió en su encíclica la Madre del Redentor (n.21).
“Juan Pablo II ejerció el ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Más que todos sus predecesores se ha encontrado con el Pueblo de Dios y con los responsables de las naciones, en las celebraciones, en las audiencias generales y en las visitas pastorales”. (Rogito).
3. “Bajo su guía, la Iglesia se ha acercado al tercer milenio y ha celebrado el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas con la carta apostólica "Tertio millennio adveniente". Ésta se ha asomado después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica "Novo millennio ineunte", en la que se mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro. Con el Año de la Redención, el Año Marino y el Año de la Eucaristía, ha promovido la renovación espiritual de la Iglesia. Ha dado un impulso extraordinario a las canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de aliento a los hombres de nuestro tiempo. Ha proclamado doctora de la Iglesia a Santa Teresa del Niño Jesús”.(Ibidem).
orden: aquel del amor… es el sufrimiento que quema y consume el mal con la flama del amor y trae también del pecado un multiforme brote de bien” (pág. 199). Animado por esta visión, el Papa ha sufrido y amado en comunión con Cristo y por eso el mensaje de su sufrimiento y de su silencio ha sido así elocuente y fecundo. Divina Misericordia: el Santo Padre ha encontrado el reflejo puro de la misericordia de Dios en María, su Madre. Él, que había perdido a tierna edad a la suya, tanto más ha amado a la Madre divina. Ha escuchado las palabras del Señor crucificado como dichas a él personalmente: “¡Aquí tienes a tu madre!”. Y ha hecho como el discípulo predilecto: la ha acogido en lo íntimo de su ser (Jn 19, 27): Totus tuus. Y de la madre ha aprendido a conformarse con Cristo”.
Tanto la Revista Diocesana, como el Canal de TV y las plataformas de Internet, tendrán especiales programas y referencias a este importante acontecimiento. Pido a todos los párrocos y vicarios y comunidades, dar un especial realce a la celebración de este gran acontecimiento eclesial.
Juan Pablo II tuvo en esta tierra un amor tierno y sencillo a la Madre de Dios, que guió su caminar y lo libró de muchos males y preservó su vida para el servicio de la Iglesia. Pidamos a ella que nos ayude a amar a su Hijo como vimos y aprendimos en la persona del amado y gran Papa Juan Pablo II.
+ Juan Ignacio, Obispo de San Bernardo
San Bernardo, 13 de abril de 2011, Memoria de San Martín, Papa y
martir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario